LUZBY BERNAL

sábado, 11 de marzo de 2017

La magia de las velas Por Eleazar Muskin









La magia de las velasPor Eleazar Muskin
Cualquier persona familiarizada con las prácticas religiosas universales pueden atestiguar que las velas tienen un rol crucial dentro de las normativas de muchas de éstas.  Por lo tanto, no nos sorprende encontrar el mismo fenómeno dentro del Judaísmo, madre de tantas creencias actuales.
En la práctica del Judaísmo, las velas forman parte de casi todas las festividades, siendo las más familiares las de Shabat y las de Janucá. Si examinamos la finalidad de cada una, encontraremos que no sólo sirven para diferentes propósitos, sino que son fundamentalmente individuales.
El Talmud, en el Tratado de Shabat, enseña que las velas fueron instituidas para crear una atmósfera de tranquilidad en el hogar. Iluminar la mesa de Shabat, ayuda a evitar la angustia que provoca la oscuridad.  Maimónides, el gran filósofo medieval,  opina que  la tranquilidad que brindan las luces de Shabat es tan importante que si por falta de dinero tuviéramos que elegir entre comprar velas o vino para el Kidush, debemos comprar velas.
Existe una gran diferencia entre las luces de Janucá y las de Shabat; no sólo sirven para realzar la tranquilidad de la privacidad familiar sino, además, para proclamar públicamente el milagro. Las luces de Janucá simbolizan todo el drama de su historia: donde pocos vencieron a muchos; los débiles ganaron a los fuertes; y  la luz suplantó la oscuridad.  Como tal, las velas de Janucá constituyen una manifestación pública a fin de transmitir al máximo número posible de personas los milagros que el Todopoderoso nos concedió.
Por lo tanto, Maimónides destacó: "El precepto del encendido de las velas de Janucá es precioso, ya que publica el milagro y realza la alabanza de D-os por todo lo que hizo por nosotros”.
Extrañamente, aunque ambos preceptos de encendido de velas parecen servir propósitos diferentes, el Talmud los agrupa en la observación de Rabí Huna:  "Aquel que practique regularmente el encendido de la lámpara  (las velas de Shabat)  tendrá hijos eruditos" (Shabat, 23b).  Esto nos parece confuso en dos aspectos.  Primero: ¿a qué se refiere la palabra "lámpara"? Segundo: ¿qué significa la frase "hijos eruditos"?
Rashi, el clásico comentarista medieval, nos ofreces algunas claves.  Pensando a qué "lámpara" se refiere el Talmud, Rashi concluye que se trata tanto de las velas del Shabat como a las de Janucá.  Por supuesto, él no tenía necesidad de explicar lo de "hijos eruditos", ya que para casi todas las generaciones de judíos, como el Pueblo del Libro, el mejor elogio ha sido el término "erudito" ya que significa todo lo honorable, virtuoso y valedero.
Obviamente, Rashi reconoció que las luces de Shabat y de Janucá tenían un común denominador: ambos ofrecen un mensaje educativo.  Los hijos no crecen en un vacío. La primera influencia en su proceso de madurez es su núcleo familiar.  Cuando prevalece la paz y la tranquilidad dentro del respeto mutuo de la familia, los hijos pueden convertirse en personas honorables.
"La combinación de la lección privada de las luces de Shabat y el mensaje de las velas públicas de Janucá nos brinda una visión completa de Judaísmo".
Sin embargo, Rashi reconoce que el Judaísmo no sólo se experimenta dentro de la privacidad del encendido de las luces de Shabat, sino que también  hace partícipe a la sociedad, mediante las luminarias de Janucá, cuando colocamos la Menorá en nuestras ventanas a la vista pública. Durante esta festividad no sólo somos simples entes privados, sino que tenemos la misión universal de transmitir a la humanidad  la presencia de Di-s.
En este sentido, Janucá nos ofrece dos lecciones importantes: Por una parte nos enseña que el Judaísmo no debe ser practicado sólo a puertas cerradas, sino que debemos mostrarlo públicamente con orgullo; y por la otra, nos inculca un sentimiento de responsabilidad comunitaria.  No sólo debemos preocuparnos por nuestro propio desarrollo religioso, sino también por el de toda la humanidad.
Por lo tanto,  Rashi comprendió que la combinación del encendido en privado de las  luces de Shabat, junto con el mensaje universal de las lámparas de Janucá brindan una imagen completa  del Judaísmo, lo cual nos permite cumplir nuestra misión de ser "una luz para las naciones".

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