LUZBY BERNAL

lunes, 30 de enero de 2012

EL AMOR Y EL SEXO.-

EL AMOR Y EL SEXO.-
Henry Manzueta.







En nombre de la verdad hemos de decir que el Amor comienza con un destello de simpatía, se substancializa con la fuerza del cariño y se sintetiza en adoración.

Un matrimonio perfecto es la unión de dos seres: Uno que ama más, otro que ama mejor. El Amor es la mejor religión asequible.


Hermes Trismegisto, el tres veces grande Dios Ibis de Thot, escribió en la Tabla de Esmeral
da la siguiente frase: “Te doy Amor en el cual está contenido todo el súmmum de la Sabiduría”.

Realmente, el Amor, en sí mismo, es el extracto de toda sapiencia. Escrito está que la Sabiduría, en última síntesis, se resume en Amor, y el Amor en Felicidad.

Cuando el ser humano está enamorado se torna noble, caritativo, servicial, filantrópico, se encuentra en estado de éxtasis; y si se halla ausente del ser que adora, bastaría un simple pañuelito o un retrato, o un anillo o cualquier recuerdo para entrar en estado de éxtasis; así es el Amor.

Realmente el Amor es una efusión, una emanación energética que fluye desde lo más hondo de la Conciencia; es, dijéramos, un sentido superlativo de la Conciencia.

La Energía Cósmica que fluye del fondo de nuestro corazón, estimula a las glándulas endocrinas de nuestro organismo, y las pone a trabajar, entonces muchas hormonas son producidas y ellas inundan los canales sanguíneos, y nos llenan de una gran vitalidad. En la Grecia antigua la palabra “Hormona” significa “Ansia de Ser”, “Fuerza de Ser”.

En realidad de verdad, el Amor revitaliza, el Amor despierta en nosotros innatos poderes del Ser.

Cuando verdaderamente se está enamorado, se torna el ser humano intuitivo, místico. En tales instantes presiente lo que en un futuro le ha de suceder, y muchas veces exclama: “Me parece que esto es un sueño, me temo que más tarde tú habrás de encontrar a otra persona en tu camino”. Tales presentimientos intuitivos, a través del tiempo y de la distancia, se cumplen exactamente; así es el Amor.

En la India, el Amor ha sido siempre simbolizado por el cisne Kala-Hamsa, el cual flota maravillosamente sobre las Aguas de la Vida. Realmente, el cisne alegoriza, en forma enfática, las dichas inefables del Amor. Observemos un lago cristalino, donde el cisne se desliza sobre las purísimas aguas donde se refleja el cielo. Cuando uno de la pareja muere, el otro sucumbe de tristeza, y es que el Amor se alimenta con Amor.

Ramo de Flores“Amar, ¡cuán grande es amar! Solamente las grandes Almas pueden y saben amar”.

Observemos nosotros a la flor: Los átomos de la molécula en la perfumada rosa de ambrosía, bañada por los rayos de la Luna en la noche estrellada, a la orilla de la fuente cristalina, nos hablan de Amor.

Giran esos átomos alrededor de sus respectivos centros nucleares. Obviamente, la molécula en sí misma es un sistema solar en miniatura. ¿Por qué los átomos allí giran alrededor de sus centros de gravitación como los planetas alrededor del Sol?: Atraídos por esa fuerza maravillosa que se llama Amor.

Escrito está, que si todos los seres humanos sin diferencia de raza, sexo, casta o color, abandonaran siquiera por un minuto sus resentimientos, sus venganzas, sus guerras, sus odios, y se amaran entrañablemente, ¡Hasta el veneno de las víboras desaparecería!.
Y es que el Amor es una fuerza cósmica, una fuerza que surge del vórtice de todo núcleo atómico, una fuerza que surge del vórtice de cualquier sistema solar, una fuerza que surge del centro de cualquier galaxia; una fuerza extraordinaria que debidamente utilizada puede realizar prodigios y maravillas, como aquéllos que realizara el Divino Rabí de Galilea a su paso por la Tierra; así es el Amor.

El beso, en sí mismo mirado por muchos en forma morbosa, es en realidad de verdad, la consagración mística de dos Almas, ávidas de expresar en forma sensible lo que interiormente viven.

El acto sexual, es la consubstancialización del Amor en el realismo psico-fisiológico de nuestra naturaleza.

Cuando se estudia la fuerza del cariño, cuando se comprende lo que es eso que se llama “Amor”, sentimos que debe existir en el fondo del sexo, un “algo” que puede, en realidad de verdad, traernos la Iluminación, la cuestión mística, que podría transformarnos en superhombres.

No hay quien no presienta que mediante el Amor se puede cambiar; y en verdad, es que sólo mediante esa fuerza maravillosa es posible cambiar.

Adam y Eva salieron del Paraíso Terrenal juntos, y juntos, abrazados, deben regresar al Paraíso. Adam y Eva salieron del Edén por haber comido del fruto que se les dijo: “No comeréis” Es obvio que dejándolo de comer volveremos al Edén.

Si por la puerta del sexo salimos del Edén, sólo por esa puerta maravillosa podremos retornar al Edén. El Edén es el mismo sexo.

Hay necesidad de que en nosotros nazca el hombre verdadero. El hombre verdadero es el Rey de la creación, un hombre que tiene poder sobre el fuego, sobre el aire, sobre las aguas, sobre la tierra.

El Amor en las antiguas civilizaciones.-

El acto sexual es un sacramento; así lo comprendieron los pueblos antiguos... Hubo Templos dedicados al Amor; recordemos nosotros al Templo de Venus, en la Roma augusta de los Césares; recordemos nosotros al Templo de la Luna en la antigua Caldea, recordemos, digo, a los Templos Sagrados de la India, donde se rendía culto a eso que se llama “Amor”...
En la Lemuria, viejo continente ubicado otrora en el océano Pacífico, se rendía culto al Amor (hubo en realidad de verdad, en el Continente “Mu”, dos procesos sexuales o dos formas de reproducción.)

Primero, a mediados de la Lemuria, las razas humanas eran conducidas por los Kumarats hacia ciertos Templos donde se recibía el Sacramento Sagrado del Sexo; entonces el sexo era un Sacramento, nadie se atrevía a realizar la cópula fuera del Templo...

Sólo en determinadas épocas, digo, la raza humana era conducida por los Kumarats hacia los Santuarios Sagrados; se realizaban largos viajes, en determinadas épocas de la Luna, todo con el propósito de reproducir la especie.

Todavía, como recuerdo de aquello, como una reminiscencia, han quedado los viajes de la “luna de miel” (tienen ese origen, y es bastante antiquísimo).

“En los patios empedrados de los Templos Sagrados, del Continente Lemur, bajo la dirección de los Sabios Kumarats, hombres y mujeres se unían para crear y volver nuevamente a crear”. Entonces el acto sexual era sacratísimo, no existía la morbosidad como en nuestros días; la gente no había entrado en el proceso involutivo, descendente, de la degeneración sexual. El sexo era mirado con profundo respeto, la mujer era sagrada, nadie se hubiera atrevido siquiera a profanar con la mirada a la mujer, porque como ya dije, “ella es el pensamiento más bello del creador, hecho carne, sangre y vida”...

El Matrimonio y el Amor.-

El amor, en sí mismo, es algo divino. Miremos nosotros al cisne; el Cisne kala-hamsa es el símbolo del Amor. Él vuela sobre las aguas del Lago de la Vida; un par de cisnes, en algún lago, ¡cuán bello es! Cuando uno de la pareja muere, el otro sucumbe de tristeza; y es que el Amor se alimenta con Amor. Pero, hay que saber amar; desgraciadamente, el ser humano no sabe amar.

Muchas veces, el hombre trata muy mal a la mujer en su primera noche de bodas; no quiere comprender que la virginidad es sagrada, y que hay que saberla respetar; podría decirse que viola a su misma mujer. No quiere entender que hay que saber tratar a la mujer con Sabiduría, que hay que saber llevarla por el camino del Amor.

En la vida cotidiana, riñen muchas veces hombre y mujer, riñen por cuestiones insignificantes, riñen. El hombre dice una cosa, la mujer otra. A veces, sucede que una palabrita es suficiente para que uno de la pareja reaccione, no saben controlarse a sí mismos, no quieren entender que el hogar es el mejor gimnasio psicológico.

Precisamente, en la vida del hogar podemos autodescubrirnos; es en el hogar donde venimos a descubrir nuestros defectos de tipo psicológico. ¿Nos hieren? ¿Por qué nos hieren? ¿Será que tenemos celos, será que nos han herido el amor propio, será que nos han herido el orgullo, la vanidad, o qué? Cuando uno descubre que tiene un defecto psicológico, tiene también la oportunidad para desintegrarlo, para reducirlo a polvareda cósmica. Eliminando nuestros errores, nuestros defectos, un día de esos tantos podremos lograr el despertar de la conciencia.

Desgraciadamente, la gente no quiere eliminar sus defectos; dicen: “Yo soy iracundo, ése es mi modo de ser”. Otro dice: “Bueno, Yo soy celoso, así soy, ¿y qué?” El de más allá exclama: “¡Yo soy lujurioso, me gustan las mujeres; así soy, así nací, y qué?” Con ese modo de pensar, con ese modo de sentir, no es posible lograr una transformación verdadera.

Cuando uno reconoce que tiene un defecto psicológico debe eliminarlo. Pero uno viene a descubrir que tiene tal o cual error, precisamente en la casa, en el hogar, por eso es que el hogar sirve de Gimnasio Psicológico para nosotros.

Muchos se quejan de que sus mujeres... Que son irascibles, de que son celosas; desean conseguirse otra mujer que sea un Paraíso, que sea un Ángel bajado de las estrellas, etc. No quieren entender que el hogar es un “Gimnasio” extraordinario, y que es allí donde podemos nosotros autodescubrirnos. Precisamente en el hogar tenemos la oportunidad para descubrir nuestros errores, y si lo logramos, conseguiremos el despertar de la Conciencia.

Hay que saber amar, digo; en la casa debe reinar siempre la comprensión entre el hombre y la mujer; no debe esperar el hombre que la mujer sea perfecta; tampoco la mujer puede aspirar que el hombre sea un “príncipe azul”; hay que aceptar las cosas como son, y tener a la casa como una Escuela donde podemos auto-descubrirnos.

A medida que nosotros vayamos eliminando tantos y tantos defectos psicológicos que tenemos, la felicidad del hogar irá aumentando; y si un día nos tocó sufrir mucho, después ese hogar se convertirá en un Paraíso.

Sexología Trascendental.-

Podemos estudiar la sexología desde dos ángulos diferentes: el uno, desde el punto de vista meramente oficial, tal como se enseña en la Universidad de Medicina, etc.; el otro, desde el punto de vista gnóstico. Voy a afrontar la sexología a la luz del gnosticismo universal.

Ante todo, “gnosis” significa “conocimiento”. La palabra gnosis entra también en la ciencia oficial: diagnosis, por ejemplo, diagnóstico, ven ustedes la gnosis ahí en la etimología. En todo caso, las corrientes gnósticas definitizadas conocen a fondo la sexología.

En nombre de la verdad, debo decirles que Sigmund Freud, con su psicoanálisis, inició una época de transformaciones extraordinarias en el campo de la sexología. Sigmund Freud produjo una innovación dentro del terreno de la medicina, y eso lo saben todos los que han estudiado a Freud.

Adler fue ciertamente uno de sus mejores discípulos. Discípulo de él, también, fue Jung, y muchos otros psicólogos, psicoanalistas y parapsicólogos.

El sexo, en sí, es el centro de gravedad de todas las actividades humanas; alrededor del [sexo] giran todos los aspectos sociales de la vida. Veamos por ejemplo un baile, una fiesta: Alrededor del sexo gira toda la fiesta; en un café gira todo alrededor del sexo.

Hoy en día, el sexo comienza a ser [estudiado] por algunos sabios con propósitos trascendentales. Desafortunadamente y en verdad, abunda mucho la pornografía, se desvía el sexo hacia actividades meramente sensuales.

Hay varias clases de sexo: Existe el sexo normal, común y corriente, existe el infrasexo y existe el suprasexo.

¿Qué se entiende por sexualidad normal? Entiéndase por sexualidad normal la actividad sexual conducente, pues, a la reproducción de la especie.

La infrasexualidad es diferente y hay dos clases de infrasexuales. En materia de Kábala, por ejemplo, se dice que Adám tenía dos esposas: Lilith y Nahemah. Lilith representa una de las esferas infrasexuales; encontramos en ella a los perderistas, los homosexuales, las lesbianas, etc., etc., etc. Y del lado de Nahemah, encontramos nosotros los abusadores del sexo, pornográficos, aquellos que se entregan de lleno, pues, a la lujuria sin freno de ninguna especie, ni control alguno; son dos esferas de la infrasexualidad.

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